Dice
que el zorro se hizo compadre de la chuña. Dice que la invitó a su
casa, dice, a comer una mazamorra.
Llegó,
dice, la chuña, a la casa del zorro. El zorro echó, dice, una olla
de mazamorra sobre una gran piedra laja y le dice:
-Sirvasé,
comadrita, sirvasé.
La
chuña, dice, picaba en la piedra y apenas podía, dice, alzar algún
granito. El zorro, dice, comía y comía y se puso panzón. La chuña,
dice, se dio cuenta de la burla del zorro, dice. Con el pico muy
dolorido, dice, se despidió y se fue.
A
los pocos días, dice, la chuña lo invitó al compadre zorro a comer
miel. Al zorro le gusta mucho la miel.
Llegó
el zorro, dice, y la chuña trajo un frasco, dice, de pico largo, que
había antes. Entonces la chuña, le dice al zorro:
-Sirvasé,
compadre, sirvasé.
La
chuña, dice, metía el pico y comía la miel que quería.
El
zorro, dice, no podía comer nada. Daba vuelta y vuelta y sólo podía
lamber, dice, en el cogote del frasco, alguna chorriadita de la miel
que sacaba la chuña. Se cansó, dice, de dar vueltas y como vio la
venganza de la chuña, dice, muy avergonzado se despidió y se fue.
Perfecto
Bazán, 46 años. Belén. Catamarca, 1968.
Cuento
644. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1 anonimo (argentina) - 048
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