Diz
que un hombre tenía un jardincito. Y había un conejo que se llamaba
Martín qu' era muy dañino. Qu' iba de noche y le robaba y le comía
las plantas al vecino. Entonce el dueño del jardín hizo un hombre
de cera. Y lo puso áhi.
Entró
Martín a hacer daño por la noche y se encontró con el hombre de
cera y lo saludó. Y como el otro no contestaba nada, le fue a dar la
mano, en calidá di amistada. Y claro, al darle la mano muy juerte,
quedó prendido de la cera. Entonce le decía el conejo que lo
suelte. Y lo seguía agarrando. Entonce le dio un puñete y se quedó
prendido de l' otra mano. Entonce le dio unas patadas y se quedó
prendido de las dos patas. Y entonce lo mordiá, y se quedó prendido
del hocico. Y entonce al día siguiente viene el dueño y lu
encuentra al dañino prendido de la cera. Entonce ricién supo que el
dañino era el conejo. Entonce lu agarró, lu amarró bien al conejo
y lu ha dejáu amarráu en un palo. Y él se jue a preparar l' agua
caliente y pelarlo y comerselá. Y en ese momento pasaba el Juan qu'
era el zorro. Y lu pregunta al conejo porque 'taba amarrado, preso.
En eso el Martín le contesta que 'taba amarrado porque no se quería
casar con l' hija 'el hortelano. Entonce diz que el zorro le dijo:
-Y
entonce, si vos no te querís casar, amarrame a mí, y me voy a casar
yo.
Y
entonce el conejo lu ha dejado amarrado al zorro, lu ha atau bien pa
que no se dispare. Y cuando volvió con l'agua caliente para pelar al
conejo se encontró con el zorro. Así que el hortelano tuvo qui
hacer el castigo en el zorro. Y el zorro que contestaba qu' el se
quería casar no más con l' hija del hortelano, que él la quería a
su hija, y más rabia le dio al hortelano y lo peló no más al zorro
con l' agua caliente.
Marcelina
Cruz de Peñaloza. La Quiaca. Yavi. Jujuy, 1951.
Oyó
el cuento a la madre, pastora puneña.
Cuento
667. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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