El
grillo
Anonimo
(china)
Cuento
Hace
mucho vivía un emperador a quien le gustaba la pelea de grillos. Para lograr el
favor de éste, sus oficiales se esforzaban por ofrecerle, cada año, el mejor de
los grillos.
¿De dónde
sacaban los oficiales estos animalitos? Del pueblo, ya que los edictos
ordenaban esta contribución.
El padre
de Xiao Cheng había ya sido golpeado algunas veces por no haber podido cumplir
a tiempo con el mandato.
Cierto
año, tras varias noches de búsqueda en el campo, el hombre encontró un grillo
lo bastante fino como para presentarlo al emperador.
Cansado,
pero feliz, el padre de Xiao Cheng regresó a casa con su grillo y lo metió en
la grillera que escondió bajo su cama.
Xiao
Cheng, curioso como todo niño, quiso ver el grillo. Pero apenas abrió la caja,
el grillo saltó. En su afán por impedir que el insecto escapara, lo mató.
Sintiéndose
culpable por el seguro castigo que sufriría su padre, Xiao Cheng se arrojó a un
pozo.
Xiao
Cheng fue muy pronto rescatado, pero no recobró el conocimiento que había
perdido. Sus padres se sentían muy tristes.
A
avanzadas horas de la noche Xiao Cheng volvió en sí y vio que su padre clavaba
la mirada en la grillera vacía, preocupado y pensativo, como tratando de hallar
una forma para conseguir otro grillo.
Xiao
Cheng perdió de nuevo el conocimiento al amanecer. Y justamente en ese
instante, el chirrido de un grillo penetró por la ventana.
El padre
de Xiao Cheng corrió en busca del grillo y lo encontró, pero éste era tan
chiquito que no valía la pena. No obstante y para su sorpresa, el bicho saltó y
se posó en su hombro.
Este
grillito, a pesar de su tamaño, dejó perplejo a todo el mundo cuando venció en
franca lid al mejor grillo de la aldea.
La dicha
que embargaba el corazón del padre de Xiao Cheng por la victoria de su grillo
se vio pronto truncada por la proximidad de una nueva desgracia: Un gallo
perseguía al bichito amenazando devorarlo.
Mas, oh
sorpresa, el grillo de un salto se pegó a la cresta del gallo y allí estuvo
hasta que el viejo padre lo recobró.
Por fin,
el padre de Xiao Cheng entregó al pequeño héroe a la local autoridad y ésta lo
presentó al emperador. Está de más contar que el grillito venció a todos sus
contendores en el palacio.
Además de
pelear, el grillito sabía divertir con su baile al emperador quien le ofreció
por casa una jaula de oro. Cierta vez al escapar de un gallo, el grillo saltó a
la frente del emperador y lo hirió en los ojos.
La
confusión reinó en el palacio, y el grillo desapareció. Xiao Cheng volvió de
nuevo en sí.
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