Una vez,
Yuha [1]
trabajaba en casa del jefe de la ciudad. Un buen día molestó al jefe con sus
tonterías y éste decidio matarlo. Reunió a toda su gente y les dijo:
-Sin que
Yuha se entere, mañana, cada uno de vosotros deberá traerme un huevo.
Al día
siguiente, reunidos todos de nuevo les preguntó si tenían un huevo. El único
que Yuha, a quien dijo: el jefe de la ciudad:
-¿Dónde
está tu huevo, Yuha?
-Todos
estos huevos tienen un padre, -contestó.
Fuente: Carme Aris/Lluisa Cladellas
051 Anónimo (saharaui)
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