Érase
una vez un zorro que fue a pedir la mano de una liebre y la familia de ésta se
la concedió con mucho gusto.
Después
de celebrarse la boda, el zorro decidió llevarse a la novia a su nuevo hogar.
Pero al llegar a la mitad del camino se la comió.
Pasó
mucho tiempo, y los padres de la liebre estaban inquietos porque no habían
tenido noticias de su hija. Hasta que el padre decidió ir a ver qué ocurría.
Al
llegar al lugar donde habitaban los zorros y ser divisado por éstos, empezaron
a perseguirle para comérselo, pero el padre liebre escapó corriendo.
Logró
salvarse y llegó a su hogar. Su esposa le preguntó impaciente:
-¿Has
visto a nuestra hija?
-Sí,
está muy bien, y te pide que la visites.
La madre
se preparó para el viaje, cogiendo numerosos regalos para su hija.
Cuando
se estaba acercando, los zorros empezaron a correr hacia ella, la cual se puso
muy contenta pensando que salían a recibirla. Pero recapacitó un momento, se
dio cuenta de sus verdaderas intenciones y echó a correr velozmente hasta su
casa.
Al verla
llegar le dijo el marido:
-No es
necesario que me cuentes nada. Lo sé de antemano.
051 Anónimo (saharaui)
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