Dos muchachas lavaban ropa
en un río. En las piedras lisas de la orilla refregaban y tundían las piezas.
Sobre la corriente clara
blanqueaba la espuma del jabón casero.
Dos caminantes, al parecer
rendidos de cansancio, se acercaron y
les pidieron agua para beber. Las muchachas desalmadas, en vez de agua le
dieron espuma de jabón.
Los hombres bebieron, y al
devolverles las vasijas, uno de ellos les dijo:
-Que vuestros actos y
palabras sean como la espuma.
Las muchachas no
comprendieron aquella sentencia, y festejaron animada-mente su broma maligna.
Cuando terminaron la tarea,
una dijo a la otra, en guaraní, su lengua familiar:
-¡YAJÁ![1],
y en el acto se transformaron en aves y salieron volando. Los viajeros eran
Jesús y San Pedro que recorrían el mundo para probar la caridad de los hombres,
y que así las castigaban.
Esa es la causa por la que
el chajá[2]
suele volar en pareja, anda con nerviosidad exagerada y alarma constantemente
con sus gritos, que repiten aquella invitación al regreso:
¡Yajá! ¡Yajá! Los paisanos
dicen que, hasta en su cuerpo enjuto, cubierto por un plumaje abundante, se ha
cumplido el designio de los Santos, y que es exacto el dicho popular que reza:
¡Pura espuma, como el chajá!
Tomado del libro:
Antología Folklórica Argentina para las Escuelas de
Adultos - Consejo Nacional de Educación. (1940)
0.015.0 argentina
[1] Yajá
"vamos" - Puede ser éste el origen de la palabra chajá. Las dos voces
coinciden con la onomatopeya del grito. En Corrientes la gente del pueblo habla
aún el guaraní, también gran parte de los campesinos de Misiones, Chaco y
Formosa.
[2] Chajá
- Chauna torguata (O.Ken)
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