Unos
padres querían que su hijo aprendiera más que su maestro. Pero
nadie quería comprometerse a enseñar más que lo que él mismo
sabía. De manera que se dirigieron al bosque y encontraron a un
hombre sentado en un riachuelo: era el maestro Papadiente, que sí se
comprometió a satisfacer su deseo. Los padres, satisfechos, le
dejaron al niño y regresaron a casa. Y el maestro Papadiente, en
cuanto los perdió de vista, lo convirtió en un asno y lo utilizó
para el trabajo de sus fincas.
Los
padres no sospechaban nada de lo que ocurría. Un día decidieron ir
a visitar a su hijo. Al no encontrarle en el bosque, y al ver que el
maestro tampoco acudía a sus llamadas, se dirigieron a una casita
donde había tina vieja que tenía un diente larguísimo, casi de
cien metros. La vieja les prometió que una hermana suya que vivía
en otra casita podría ayudarles.
Al
llegar a la segunda casita encontraron a otra vieja que tenía un
dedo del pie larguísimo, casi de cien metros. Escuchó su historia y
les anunció que quien podía ayudarles era una tercera hermana que
vivía más allá. Los padres se dirigieron a la tercera casita,
donde vivía una vieja que veía las cosas desde muy lejos. Y,
efectivamente, empezó a mirar por el bosque hasta darse cuenta de lo
que sucedía.
Entonces
les dijo: «Veo que el maestro Papadiente ha convertido a vuestro
hijo en un asno. Voy a dejaros un águila para que os lleve hasta su
casa. Una vez allí liberaréis a vuestro hijo y volveréis con el
águila. Debéis llevaros este huevo y esta piedra, que os serán de
utilidad».
Los
padres montaron en el águila; al llegar a la casa del maestro
Papadiente vieron al asno y, montándolo también en el gran pájaro,
se lo llevaron. Entonces el maestro Papadiente empezó a
perseguirles, trans-formado en vampiro, entre una multitud de
murciélagos. El águila se dio cuenta de que les alcanzaría porque
llevaba mucho peso; y sugirió que dejaran caer el huevo.
Inmediatamente
aparecieron una gran cantidad de nubes que les ocultaban a la vista
del maestro; éste regresó a su casa, cogió otro huevo que deshacía
aquel embrujo y renovó la persecución. Entonces los fugitivos
dejaron caer la piedra y apareció una gran montaña; el maestro, que
no se dio cuenta de su aparición, chocó contra ella y se rompió
los huesos.
Regresaron
sanos y felices a su pueblo donde, con la ayuda del agua bendita, su
hijo recuperó su forma normal. Entonces le dijeron: «¿Qué es lo
que has aprendido?». El chico se transformó en un caballo con una
cadena en el cuello; y el padre, siguiendo sus instrucciones, lo
llevó al mercado, lo vendió y regresó con el dinero y la cadena.
Al llegar a casa su hijo volvía a estar allí, porque aquella cadena
era su espíritu.
Cada
vez que les faltaba dinero repetían la misma operación. Hasta que
un día el maestro Papadiente apareció disfrazado por el mercado,
compró el caballo y emborrachó al padre para quitarle la cadena. Se
llevó al muchacho a su casa y lo convirtió en cerdo; y el chico se
escapó -tan veloz como pudo, perseguido por su maestro.
Cuando
ya estaba a punto de darle alcance, pasó por el bosque el cortejo de
la princesa. La hija del rey recogió al cerdo y lo puso en su
caballo. El maestro Papadiente comprendió que no podía atacar a la
princesa y lanzó una maldición: «Ya que no puedo atraparte,
conviértete en el anillo de esta mujen». Y así sucedió. La
princesa, al ver lo que ocurría, vio que aquel anillo era un joven
encantado, y lo guardó con gran esmero.
Algún
tiempo después la princesa enfermó y nadie conseguía curarla. El
maestro Papadiente acudió al palacio del rey y con sus embrujos le
quitó el mal que tenía. Cuando el rey, agradecido, le ofreció
cualquier cosa que deseara, él solicitó el anillo de la princesa.
Ésta, disconforme, se lo quitó del dedo y lo arrojó al fuego para
salvar a su amigo.
Al
instante el maestro se convirtió en gallina y empezó a picotear
entre la ceniza, buscándolo. Y entonces el muchacho se convirtió en
gato, se comió a la gallina y pudo vivir en paz para siempre, casado
con aquella bella mujer que era la hija del rey.
Así
pues, el alumno había aprendido más que el maestro.
0.111.1 anonimo (guinea ecuatorial) - 050
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