En
un pueblo vivía un matrimonio con tres hijos. Cuando crecieron, se
propusieron marcharse para encontrar familia y trabajo. Emprendieron
el camino, tras despedirse de sus padres, y al cabo de mucho tiempo
encontraron un cruce de tres caminos. El mayor propuso que se
separaran y que cada uno de ellos tomara una dirección distinta, y
así lo hicieron. El menor tomó el camino de la izquierda; anduvo un
rato, y enseguida encontró un pueblo donde lo acogieron: le dieron
trabajo, se casó con una chica, y obtuvo familia y bienes. El
segundo tomó el camino de la derecha, y todo le fue mal: no encontró
trabajo ni mujer, y al cabo murió solo y pobre como una rata.
El
mayor siguió el primer camino, sin desviarse. Tras mucho caminar,
encontró también un pueblo donde una mujer quiso casarse con él.
Se celebró la boda; y, tras ella, el hombre y la mujer se acostaron.
Entrada la noche, mientras el marido dormía, la mujer se levantó y
se dirigió al bosque: llegó frente a un árbol determinado y empezó
a cantar. Al instante compareció un enorme murciélago, se vio un
chispazo y aquel murciélago se transformó en un fantasma. Y es que
aquella mujer estaba casada con el fantasma, y pasó toda la noche
con él.
Al
alba, regresó al pueblo, donde el marido le pidió cuentas. Ella le
contestó: «No es verdad que haya pasado la noche fuera de casa. He
salido hace muy poquito, porque tenía que hacer mis necesidades».
El chico calló, y esperó a la noche siguiente: Simuló que se había
dormido, siguió a su mujer, y desde lo alto de un árbol presenció
todo lo que ocurría. Al alba, regresó a casa antes que ella, e,
interrogándola de nuevo, recibió la misma respuesta.
A
la noche siguiente sucedió otra vez lo mismo, y el hombre, cansado
del engaño, preparó una jaula. A la cuarta noche acudió al bosque.
con su jaula, antes que su mujer, y empezó a cantar debajo de aquel
árbol. El murciélago compareció y, antes de que se pudiera dar
cuenta, se encontró metido en la jaula, tomando allí la forma de
fantasma. Nuestro hombre empezó a cantar:
Nyató
nyanyato
nyanyalobe
mi kato
alfa
mi kato.
Y
la jaula, con el fantasma, empezó a volar hasta posarse delante de
la casa del chico. La mujer, al darse cuenta de que la habían
descubierto, se alarmó. Pero el marido propuso que todos volaran en
la jaula. Ella fue la primera en hacerlo, mientras el hombre y el
fantasma cantaban desde la casa:
Nyato
nyanyato
nyanyalobe
mi kato
alfa
mi kato.
La
jaula siguió volando, con la mujer, hasta posarse de nuevo junto a
la casa. A continuación subió el marido, y la jaula emprendió el
vuelo mientras el fantasma y la mujer cantaban.
Le
tocaba el turno al fantasma. Pero el chico se adelantó y quiso volar
con su mujer; y volaron y volaron hasta llegar a la casa de los
padres del chico, donde se celebró de nuevo la ceremonia de la boda;
de manera que la jaula tardó mucho tiempo en regresar junto al
fantasma, que seguía cantando:
Nyato
nyanyato
nyanyalobe
mi kato
alfa
mi kato.
La
mujer tenía un perro que le adivinaba el futuro. Le consultó el
problema que tenía, y el perro le indicó lo que debía hacer.
Siguieron volando, en la jaula: primero la mujer, luego el marido, y
después ambos. A1 subir la pareja, la jaula emprendió otra vez un
vuelo larguísimo, llevándoles nuevamente hasta la casa de los
padres del chico, donde la boda se repitió por segunda vez. Y duró
tanto tiempo en esta ocasión que el fantasma, agotado de tanto
cantar, se desplomó y murió.
Después
de esto, el hombre y la mujer pudieron continuar su vida con toda
tranquilidad.
0.111.1 anonimo (guinea ecuatorial) - 050
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