Cuando
Dios hubo terminado su obra creadora, se le acercó el insidioso
Luzbel y le propuso: «Podríamos comprobar quién es el más
inteligente de los dos:. escóndete donde quieras, que yo te
encontraré».
Y Dios, para comprobar hasta dónde podían llegar la maldad y la
astucia del ángel caído, aceptó el juego.
Primero
se escondió debajo de la tierra; pero las profundidades y el fuego
eran el medio habitual de Luzbel, que lo encontró muy pronto.
Después se escondió en un cocotero; pero allí estaba la serpiente,
amiga del diablo, que le contó a éste dónde se encontraba Dios.
Por
fin se ocultó en una palmera que, cerrando sus ramas, le dio cobijo
y escondite hasta que Luzbel se dio por vencido. Y Dios bendijo a la
palmera, que desde entonces nos da el aceite de sus frutos y el
espumoso tope de su tronco.
0.111.1 anonimo (guinea ecuatorial) - 050
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