En
el pueblo de San Pedro vivía una mujer viuda cuyo marido había
muerto en la pesca. Por eso ella procuraba que su hijo no aprendiera
a pescar, sino a cazar. Y efectivamente se convirtió en un gran
cazador.
Cierto
día se adentró en la espesura del bosque y vio a un pájaro tan
bonito que quedó prendado de él: pensó que quería atraparlo, pero
no para comérselo, como a las demás presas, sino para conservarlo
vivo.
A
la mañana siguiente volvió al bosque para buscarlo. Y al cabo de
muchas horas lo sorprendió detrás de un riachuelo. Lo tenía a tiro
de escopeta; pero en lugar de matarlo se quedó acechando para tener
tiempo de pensar cómo lo atraparía.
Entonces
vio que el pájaro se convertía en una hermosa muchacha que se metía
en el agua para bañarse. El chico se acercó y la bella mujer le
dijo: «Te doy las gracias por no haberme matado. ¿Quieres ser mi
amigo?». Él aceptó encantado y le propuso que se casaran.
Así
fue como aquel chico consiguió tener a la más hermosa de las
mujeres.
0.111.1 anonimo (guinea ecuatorial) - 050
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