Una vez que andaba don Juan Zorro
por un camino, y se da con don Agustín el quirquincho,
que estaba comiendo pan y empanadilla.
Al zorro le gustan mucho las empanadillas y li ha preguntado cómo ha hecho para
conseguir esa comida. El quirquincho que estaba con miedo del zorro li ha
dicho:
-Mire, compadre Juan, esta mañana
han pasado las vendedoras que van a la fiesta de Sumalao
con las bateas
en la cabeza llenitas para vender. Yo m' hi puesto en el medio del camino
echadito, como encogidito de frío. Han llegado las vendedoras y si han puesto
contentas de verme. La que venía adelante mi ha levantado y ha dicho que esa
noche me va a comer asadito y mi ha puesto en la batea, juntito al pan, a las
tortillas, a las empanadas, a las empanadillas. Han seguido entretenidas
conversando y yo hi empezado a tirar a la orilla del camino todo lo qu' hi
podido, y a echar a los bolsillos. Cuando han pasado por abajo di un árbol
muy grande, m' hi colgado de las ramas y después m' hi descolgado y m' hi
venido comiendo mi cosecha.
-Mañana voy hacer lo que usté ha
hecho hoy, compadre que li ha dicho al zorro -porque la fiesta dura varios
días.
-Ha de tener cuidado, compadre,
usté es más grande que yo, lo pueden descubrir -que li ha dicho el quirquincho.
Como don Juan sabe que él es el más
vivo de los animales del campo y todos piensan que el quirquincho es medio
zonzo, ha pensado que él podía sacar mejor provecho.
Al día siguiente el zorro si ha
puesto en el camino, en el mismo lugar que li ha avisado el quirquincho, hecho
un ovillo como si estuviere duro de frío. Han llegado las vendedoras de
empanadillas y cuando han visto al zorro han dicho:
-Este zorro parece medio muerto.
Hay que terminar de matarlo ante que se vaya a hacer daño a los vecinos.
Los quirquinchos sirven para comer
y a veces se quedan duros de frío y se pueden llevar a las casas, pero el zorro
no sirve para nada. Y áhi 'ta la diferencia. Y por eso las mujeres lo han
echado a la canasta al quirquincho y al zorro lo han apaleado.
Antenor Sánchez, 73 años. Chicoana.
Valle de Lerma. Salta, 1954.
Excelente narrador. Posee un gran
repertorio de cuentos. Cursó la escuela primaria y comenzó estudios
secundarios, que abandonó para dedicarse a las más tradicionales tareas del
campo. Es famoso como domador y como arriero. Cruzó muchas veces la Cordillera de los
Andes, en viajes penosos, conduciendo tropas de ganados a Chile. Es el arriero
protagonista del cuento de Juan Carlos Dávalos, El viento blanco. Se lo considera el prototipo de los
gauchos salteños.
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