El gallo estaba escarbando debajo de un
árbol. En eso se hace presente, disimulando entre el yuyo, un zorro, que venía
con toda la intención de cazarlo al gallo. Pero el gallo alcanzó a verlo, ¿no?
No se levantó al todo,
pero lo vio. Entonces voló arriba del
árbol. Entonces el zorro llegaba áhi y que le dice:
-Seguro que has de 'tar
creyendo que te voy hacer alguna cosa, que te voy a comer, que te voy a cazar,
en fin. No, esas cosas ya se dejaron -dice-. ¿Vos no sabés que el gobierno ha
publicado un decreto donde nosotros, los zorros, no tenemos que hacerles nada a
ustedes, las gallinas? Los perros no tienen que hacernos nada a nosotros. Ni
los perros al gato, ni el gato a los ratones. En fin, esa lucha -dice- entre
animales y animales, ya se quedó sin efecto. Así que bajate.
Y en tanto oía la conversación, entonce el
gallo estiró un poco el cuello y miró así como
a la distancia, y el zorro, di allá abajo lo miró. Y dice:
-Y, de allá vienen unos
dos tipos -dice-. Vienen a mula, con guardamonte, con lazo y todo eso. Y traen
unos lindos perros -dice- galgos.
Y se fue. Pero a poca
vista se encontró con los perros. Da la vuelta el zorro con la colita parada,
corriendo, corriendo... Y cuando pasan debajo del árbol le dice el gallo, di allá arriba:
Basilio Estargidio
Martínez, 65 años. Malligasta. Chilecito. La Rioja , 1968.
Cuento 53. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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