Dice que una vez el león se había
ido a cazar. Entonce el zorro se agarraba y se iba a dormir con la leona.
Ya cuando era la hora que volvía el
león el zorro se iba al campo. Y que si había puesto a dormir por áhi. Y que
dice el zorro:
Entonce dice que había llegado el
león de cazar y le había oído. Y que se había enojado mucho. Y que agarra y que
al zorro dormido, había entrado una espinita en la nariz. Entonce que dice:
Y áhi que si había dispertado. Y
áhi que si había despertado y si había disparado el zorro. Y lo había seguido
corretiando el león. Y que lo había agarrau y lu había pillau y lu había
comido. Lo ha tragado. Y di áhi que adentro que 'taba vivo el zorro. Y que el
zorro había teníu una cortapluma y que la había sacado y que le raspaba así las
costillas del león, de adentro. Y que le dice:
-No -dice, si le estoy marcando por
donde lo vía marcar a usté porque mi ha comido.
Que lu había agarrau con la
cortapluma, había partíu por la mitá al león. Y desque lu había agarrau, lu
había cueriau, li había comido la carne, y del cuero había hecho lazo, zapato,
montura, freno, de todo había hecho. Y había ido, si había ido a cazar y ha
pillado un guanaco
y ha subido.
Y había agarrau y habían salíu unos
perros, y lo habían barajau de los zapatos, que los tenía muy largos, lu habían
barajau de los zapatos, y lu habían voltiau y lu habían comíu. Y el guanaco si
había disparau.
Elsa Elvira Castro, 11 años. Plaza
de San Pedro. Fiambalá. Tino-gasta. Catamarca, 1970.
Niña con vocación de narradora.
Aprendió el cuento de la madre.
Cuento 131. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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