Dice que había un zorro y un león.
El zorro era sobrino del león. El león se llamaba Ilifonso y el zorro se
llamaba Juan.
Dice que un día tenía mucho hambre
y salieron a buscar qué comer. Dice que el león lo manda al zorro a arriar un
poco di animales. Él los iba a matar.
Y viene el zorro y arria. Le
gritaba el león que van a pasar. Y pasan no más. El león no los quiere matar
porque 'taban flacos. Arria más y tamén los deja pasar porque 'taban flacos.
Arria unos potros. Que 'taba gordo uno y lu agarra. Y voltia uno, el más gordo.
Y di áhi lu empieza a romper con las uñas, lu empieza a carniar, y empieza a
comer. Y entonce el zorro le dice que le dé una tripita. Entonce el león le
dice:
No le quería dar nada, pero después
le da la vejiga. Entonce el zorro lo infla y lo echa moscas, de esas grandes.
Lo ata con cerdas de la cola.
El león cuando ha comido, le dice
al zorro que él va a dormir y que él cuide que no venga nadie. Cuando el león
estaba durmiendo, el zorro le ata la vejiga de la cola y se sube en una planta.
Entonce le grita:
Entonce dispara. Y entonce oye el
ruido de las moscas y él cré que es la policía. Y cuando más disparaba se le
movían en la cola las moscas y más ruido hacían, y él más disparaba. Después al
último se cansa, se da la vuelta y lo ve a la vejiga con las moscas.
Entonce, en ese momento, el zorro
'taba comiendo. Cuando si ha llenado, cava una cueva y se mete. El león muy
enojado se vuelve y lo busca. Entonce viene y lo halla, lo que estaba
durmiendo. Y entonce li hace pasar una pajita por la nariz. Y entonce el zorro
medio dormido, dice:
Y le volvió a decir. Y entonce abre
un ojo y lo ve al león. Y quiere disparar, y el león lo come, lo traga entero.
Después que lo traga, el zorro tenía una cortapluma. Y le empieza a pasar la
cortapluma por las costillas. Y el león le pregunta qué pasaba, qué hacía. Y
entonce él le dice que se estaba rascando. Y entonce lo parte con la cortapluma
y sale. Se va. Y áhi termina.
Nicolás Bazán, 15 años. Copacabana.
Tinogasta. Catamarca, 1970.
Buen narrador. Aprendió el cuento
del abuelo, que sabía muchísimos.
Cuento 129. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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