El zorro entró a un pueblo y anduvo
por áhi sin cazar nada. Y a la mañana temprano salió. Siempre estudiando
picardías.
-No, bajesé no má con confianza.
¿No sabe? Ha salido un decreto nuevo que no nos podemos comer unos a los otros.
Bajesé, ya somos todos hermanos.
Y entonce, como el gallo 'taba
arriba, 'taba viendo todo el movimiento de alrededor. En eso vio unos perros
galgos que venían derecho ande 'taban conversando.
Y el zorro lo volvía invitar al
gallo que bajara a conversar, y el gallo seguía arriba y no le decía nada al
zorro de los galgos. Y cuando quiso acordar el zorro llegaron los galgos y lo
vieron al zorro. Y lo sacaron gambetiando. Y entonce el gallo de arriba le
decía:
Francisco Linares, 73 años. Viedma
(Hogar de Ancianos). Río Negro, 1971.
El narrador trabajó siempre en el
campo, en San Javier, lugar cercano de Viedma hasta que por enfermedad se
internó en este asilo.
Cuento 75. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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