Dice que una vuelta el zorro, en
ausencia del tío tigre, fue a la casa y durmió con la tía tigra. A la mañana
muy temprano se fue de la casa de miedo que viniera el tigre. Se fue el zorro
al monte y en un pajonal, en la resolana, quedó muy dormido.
Cuando vino el tigre y se enteró de
la traición del sobrino se enojó de más y salió a buscarlo para matarlo. Fue y
lo encontró tan dormido en la resolana, que antes de matarlo lo empezó a joder.
Cachó
una pajita y le empezó a tocar dentro los dedos de las patas. Y entonce el
zorro dormido patiaba y decía:
Y entonce el tigre lo iba a
agarrar. Se despertó el zorro y tomó carrera velozmente y se le escapó al tigre
de entre las uñas. El tigre lo corrió. El zorro tuvo que guarecerse en una
cueva de vizcachas. Y llegó el tigre y lo alcanzó a cachar de la cola al zorro.
Entonces le dice el zorro:
Entonce el tigre llamó a un
carancho que pasaba y le dejó de cuidador en la puerta de la cueva, y se fue en
busca de una pala.
Y entonces se creyó y gritó. Al
abrir la boca y echarse para atrás, el zorro le tiró un puñado de tierra y
entonces salió disparando. Y el carancho no pudo dar alarma porque estaba ciego
y la boca con tierra.
Vicente Mentasti, 80 años. Paraná
(Barrio de la costa). Entre Ríos, 1970.
Nativo de la comarca. Buen narrador. Semiculto. Escribe versos.
Cuento 176. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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