En una oportunidad el zorro cazó un hornero.
No lo comió allí mismo y lo llevó en la boca derecho a la cueva. Como el hornero no había
muerto, procuró zafarse. Pataleó y picoteó en vano. Entonces empleó la astucia,
y dijo al zorro:
-Señor Zorro, por aquí
todos son curiosos y no pierden la oportunidá en preguntar por todas las cosas.
Esos teros
que están allí son de los más curiosos y si le preguntan qué lleva en la boca,
contestelé usté:
Los teros, cuando vieron
que el zorro trotaba por la orilla de la laguna y llevaba al hornero en la
boca, empezaron las griterías:
Juan Bautista Acosta.
Mburucuyá. Corrientes ,
1950.
El narrador es director
de escuela. Habla el guaraní de la región.
Cuento 36. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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