Una vez salieron el lión y el
zorro, ¿no? El zorro es el sobrino y el lión es el tío. Dice:
Bueno, salieron. Por áhi
encontraron una cosa, no pudieron agarrar. Corrieron otra, tampoco pudieron
agarrar. Hasta que en una vuelta, porque el lión es muy ligero para agarrar
animales así, yeguarizos, saltó a un potro y áhi no más lo carnió también, lo
mató. El zorro achuró, claro. Después, dice que se pusieron a carniar y a
carniar.
-Bueno, hijo -que le dice el lión,
llevate vos la comida pa los chicos, pa los lioncitos, y yo me voy a ir
buscando otro animal por áhi, a ver si encontramo otro.
Los lioncitos se pusieron alrededor
de la olla y miraban. Cuando 'taba hirviendo l'agua, el zorro, 'tan pillo, hizo
su maldá.
Miraban los chicos. Empezaban a
subirse arriba 'e la olla, y cuando quiso acordar, los agarró y los metió
adentro 'e la olla a todos, a los hijos del lión, a los lioncitos. Les tenía
rabia y lo quería embromar al lión que quería mucho a sus hijitos.
Y dice que agarró y lo sacó
corriendo. Y ha disparau el zorro, dice. Y el lión por detrás, que no lo podía
agarrar. Disparaba y disparaba. Se fue cada vez más lejos. Lo siguió rastreando
el lión al zorro.
El zorrino fue más bueno que él y
lo metió adentro de la cueva. Y lo escondió. El zorrino 'taba áhi, a la orilla
de la cueva. Y llega el lión.
Y agarró y le largó un balazo el
zorrino. Lo tirotió. Y salió el otro disparando. Cayó demallau el lión con el
balazo que le pegó el zorrino, con el olor del balazo del zorrino. Y lo salvó
al zorro. Y el zorro disparó.
Entonce siguieron corriendo,
siguieron corriendo, y por áhi dice que el lión se adelantó, pasó de largo, le
buscó el recoveco y pasó de largo. Por allá, dice, que se encuentra con otros
compañeros el lión, y les ha dicho que se va hacer el muerto para agarrarlo al
zorro. Y ellos lo ayudaron, claro. Y llegó el zorro y vio que 'taban velándolo
al lión. S'hizo el muerto el lión. Y le dicen al zorro:
-Usté que pasa por acá, señor -dice
que le dicen, mire, qui ha pasau, qui ha muerto aquí, el amigo, lo estamos
velando.
-No. A mí me han dicho los viejos,
esos antiguos, que cuando muere un animal, así, se larga tres balazos -dice.
Nunca hi oído decir de que un
muerto se largue pedos -dice el zorro y se mandó a mudar. Se disparó otra vez.
Apolinario Paileman, 78 años.
Conesa. Río Negro, 1971.
El narrador ha nacido y ha pasado
toda su vida en la región, trabajando en el campo. Oyó contar el cuento a
viejos pobladores que se establecieron en el lugar cuando todavía se conservaba
la costumbre de narrar en las noches, en que se reunían los vecinos en alguna
casa de familia. El apellido del narrador es araucano; él es mestizo.
En este cuento, como en el de
Neuquén, aparece el motivo de la crueldad del zorro con los cachorros, por
venganza.
Cuento 212. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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