Una vuelta el zorro le había hecho
una mala partida al tigre. Se puso a gritar y le asustó los baguales que el
tigre quería cazar. En el mismo momento que el tigre iba a saltar y cazar un
bagual, se puso a gritar el zorro, y los baguales, que 'taban tomando agua en
una arroyo, dispararon. El tigre se puso enojado de más y lo corrió al zorro.
Lo sacó corriendo el tigre.
Entonces disparó el zorro. Ya venía cerca el tigre y el zorro no sabía ande
meterse. Y en eso llegó a un quemado.
Y áhi se revolcó en el pastizal quemado. Y al ponerse negro, renegrido,
pintado, parecía un palo quemado. Cuando llegó el tigre, el zorro se quedó parado
en dos patas como si fuera un tronco quemado. Duro 'taba el zorro. Pasó el
tigre y no lo reconoció, entre todos los troncos quemados. Pasó el tigre.
Cuando ya pasó el tigre, a una distancia le gritó el zorro:
Y se ha vuelto el tigre, enojado de
más mucho,
y lo corrió. El zorro disparó y se metió en el monte. En el monte sucio
se metió y el tigre no lo pudo encontrar. Se salvó esa vuelta el zorro.
Vicente Mentasti, 80 años. Paraná
(Barrio de la Costa ).
Entre Ríos, 1970.
Motivo nuevo en las aventuras de
nuestro zorro, pero tradicional.
Cuento 177. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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