Dice que una vez se agarra un casero el
zorro. Lo llevaba en la boca. Quien sabe qué le dio que no lo apretó, que no lo
mató. Y don Casero le dice:
Y don Juan esa vuelta
creyó. Cuando abrió la boca para hacer un canto, que sé yo, se voló don Casero
y se quedó mirando don Juan.
De ahí sacó algo ya el
zorro, algo para ser más zorro. Porque el casero lu había engañau. Eso quiere
decir que a veces no hay que fiarse de cualquier persona porque el má humilde
puede darle una leción, ¿no?
Amílcar Anicero Zapata,
79 años. Estancia Rincón del Vizcaíno. Don Cristóbal, Nogoyá, Entre Ríos, 1970.
Hacendado. Gran
conocedor de la narrativa nacional.
Cuento 45. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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