Paxiku
era un muchacho que vivía con su padre. Estaban solos en el pueblo;
y, como no tenían ni material ni utensilios para trabajar, comían
frutos y semillas como los animales.
Un
día, Paxiku se adentró en el bosque y solamente pudo conseguir unos
frutos muy pequeños; su padre no había encontrado nada y aquellos
frutos sabían muy mal, de manera que los tiraron detrás de la casa.
Y
sucedió que en aquel lugar empezaron a crecer unos árboles, que al
poco tiempo eran altísimos y corpulentos. Paxiku, intrigado, trepó
por uno de ellos: era tan alto que tardó horas y horas hasta que, ya
en lo alto de la copa, vio la entrada de una cueva.
Entró
en ella y la encontró llena de tesoros. Cuando ya había bajado una
parte, llegaron unos gigantes, treparon al árbol y limpiaron la
cueva.
Con
el dinero que había recogido antes de la llegada de los intrusos,
Paxiku puso remedio a su precaria situación: compró una buena casa
en un pueblo grande y vivieron allí muy felices.
Fuente: Jacint Creus/Mª Antonia Brunat
Fuente: Jacint Creus/Mª Antonia Brunat
0.111.1 anonimo (guinea ecuatorial) - 050
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