En
los tiempos más remotos de la isla de Annobón las brujas tenían
una costumbre portuguesa: cuando veían que una mujer regresaba de la
finca decían: «Todo lo que llevas ahí es de mi propiedad. Yo me lo
quedaré». Y se enfrentaban a la mujer, o a cualquiera que intentara
ayudarle, causándole heridas atroces, para poder quedarse con todo
lo que llevaba.
Menahí
era una bruja que vivía en aquellos tiempos de nuestros antepasados.
El rey del mar estaba enamorado de ella y hacía tiempo que la
proponía en matrimonio. Ella dudaba, hasta que su pretendiente le
dijo: «Si accedes a casarte conmigo te daré el poder de curar
cualquier herida».
Menahí
y el rey del mar se casaron. Y desde aquel momento la mujer fue
considerada una bruja muy buena: porque cuando los demás brujos y
brujas herían a alguien para robarle, ella acudía siempre y con su
poder le curaba milagrosamente.
Fuente: Jacint Creus/Mª Antonia Brunat
Fuente: Jacint Creus/Mª Antonia Brunat
0.111.1 anonimo (guinea ecuatorial) - 050
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