Macus
de Awal era una muchacha que vivía con sus padres, que ya eran
viejos. Era una chica preciosa, pero también muy desgraciada:
porque había intentado casarse varias veces; y en cada ocasión el
marido había muerto durante la misma noche de bodas. De manera que
ya no pensaba en el matrimonio.
En
la isla de Annobón existe la costumbre de sazonar la comida con agua
del mar. Y por esta razón Macus de Awal se acercó un día a la
playa. De pronto observó que un cangrejo se dirigía al lugar donde
ella se encontraba; y situándose frente a ella, le propuso una
fórmula para terminar con su desgracia.
La
bella Macus estaba muy sorprendida de que un cangrejo pudiera hablar.
Sin embargo, su problema la abrumaba tanto que escuchó con toda
atención aquello que el crustáceo dijo: «Toma tres palitos de tu
escoba y guárdalos bien en tu casa; si viene algún pretendiente que
te guste, recíbelo con alegría y cásate con él. Si durante la
primera noche duerme con los tres palitos en el bolsillo, todo
discurrirá normalmente».
Macus
de Awal cogió los tres palitos y los guardó en su casa. A la mañana
siguiente llegó un forastero al pueblo y, al darse cuenta de la
belleza de Macus, solicitó su mano. Durante la primera noche
siguieron al pie de la letra los consejos del cangrejo; y,
efectivamente, no ocurrió ninguna desgracia.
Se
oyeron muchos comentarios, en todo el pueblo, por lo sucedido. Macus
y su esposo no hicieron el menor caso de ellos; y vivieron durante
mucho tiempo con toda suerte de felicidad.
Fuente: Jacint Creus/Mª Antonia Brunat
Fuente: Jacint Creus/Mª Antonia Brunat
0.111.1 anonimo (guinea ecuatorial) - 050
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