Que
dice que el tigre se encontraba con hambre y salió a buscar qué
cazá.
Que
dice qui ha 'tau arando San Isidro, y si ha arrimau el tigre y li ha
dicho que quería comele los güeyes. Y que no quería aceder San
Isidro porque se quedaba sin güeyes para trabajá. Y que lu habló a
San Isidro y lu emplazó. Y de que según parece el tigre lu emplazó
a una hora, que se decida, que él entregaba los güeyes o el tigre
lo comía por las malas a los güeyes y a él. Y el tigre si ha ido
pa volvé a l'hora. Y San Isidro 'taba muy triste.
Entonce
San Isidro le contó al zorro lo que le pasaba, lo que li había
dicho el tigre, que si no cede y le da los güeyes, lo comía a él.
Entonce
el zorro le dijo a San Isidro que le arreglaría lo que le pasaba,
pero con una condición. Entonce San Isidro le ha dicho que siendo
que lo salvase, que no le interesaba la condición.
La
condición era que cuando el zorro llegue a la casa de San Isidro le
tiene que dar una gallina. Y San Isidro acedió en la condición.
Entonce
que le dice el zorro a San Isidro a qui hora iba a venir el tigre. Y
él le dijo. Entonce el zorro quedó en venir a esa hora para
salvarlo a él y a los güeyes.
Entonce
se escondió el zorro hasta que llegó el tigre. Y la hora llegó y
se presentó el tigre. Y entonce el tigre le pidió los güeyes a San
Isidro.
Áhi
el zorro que habló con voz bien juerte y preguntó si no lu han
visto a don Toribio; don Toribio se llama el tigre en los cuentos, y
Juan, el zorro.
-No
me mienta, amigo, que yo ando con veinticinco perros y un caschi y
ando con orden de matálo al Toribio.
-Escondamé,
no quiero que mi halle ese tigrero -y el zorro seguía diciendo que
don Toribio anda áhi y San Isidro seguía contestando por orden del
tigre que no lu había visto. Y el zorro seguía insistiendo en que
no mienta, amigo.
Entonce
el tigre vio un saco de cuero que tenía áhi San Isidro y le pidió
que lo escondiera en el saco. Y San Isidro lo escondió en el saco. Y
si aprovechó y li ató bien la boca.
El
tigre que le pedía bajito que si haga no más el que gólpia y que
no lo gólpie. Pero San Isidro aprovechando que ya lo tenía seguro
lo mató con l'hacha.
Y
San Isidro le iba dando una gallina por día. Y ya s'iba acobardando
con el zorro que le comía todas las gallinas. Y entonce le dio
fastidio y dijo que no le entregaría más gallinas puesto que él
iba a quedar sin gallinas. Y entonce San Isidro, cuando iba el zorro
a pedirle gallinas, l'echó los perros.
Francisco
José Almonacid, 30 años. San Pedro de Colalao. Trancas. Tucumán,
1957.
Lugareño
rústico, pero inteligente. Buen narrador.
San
Isidro es el protector de la agricultura y la ganadería y como tal
muy celebrado en el noroeste argentino.
Cuento
366.
Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1 anonimo (argentina) - 033
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