Dice
que una vez si habían hecho unas bodas en el cielo qui iban a ser
sonadas, dice, con fiestas, vidalas, bailes, en fin, todo lo que hay.
Y claro, en el cielo iba a ser todo mejor. Y habían invitau al
águila, al cóndor, a los gavilanes, todos los pájaros di aliento
que podían llegar. En eso el zorro los había oído parlamentar al
águila y al cóndor. Y como el águila era guitarrera, dice:
-¡Yo
voy a llevar la guitarra! -dice. Seguro que va haber mucha carne
allá, muchos churrascos, vino, de todo, ahí.
Que
li han dicho al zorro, dice. Ya la había catiau al águila, dice.
Cuando menos ha acordau, li aflojó los clavijeros, y se li ha metíu
por el hueco, adentro 'e la guitarra.
Li
había acomodau la guitarra a media espalda al águila, y si habían
puesto todos en una peña alta. Si habían tomau un invión y había
empezau a dar la vuelta, y dar la vuelta, y dar la vuelta, y dar la
vuelta, elevandosé, elevandosé, elevandosé, hasta qui habían
llegau al cielo. Dice que 'staba qui ardía en el cielo. Si oía el
bombo de lejos. Si habían bajau, dice, y había puesto l'águila la
guitarra en una esquina hasta que si había abrazau con los del
cielo, en fin. Si habían conocíu, se presentaban. En eso había
salíu el zorro y es que había llegau al trote largo, la cola
parada, meta comer güesos y churrascos. Y dice que todos quedaron
pasmados, dice, al verlo al coco este. Que cómo puede haber llegado.
Y que habían durado tres días las bodas. Dice qui andaba lleno el
zorro, ramiandosé con todo el mundo, farsandosé, dice, chafandosé
de uno y otro. Hasta que ya si habían puesto en cuidado, dice. Al
tercer día, cuando si iban a venir, que dice l'águila:
Cuando
ya habían empezau las despedidas, dice, ya 'bía ido medio corriendo
el zorro y había aflojau la guitarra y si había metíu. Li había
aflojau las cuerdas y si había metíu en la guitarra.
Si
habían despedíu. La águila si había hecho de no verlo, no más.
Si habían despedíu, dice, y habían empezau, con fuerza, a planiar
y planiar y planiar, y planiar y volverse. Habían veníu a una
distancia prudencial, dice, y la águila, para castigarlo al tipo,
había hecho un pique, dice, como pa levantar un chivo. Cuando ha ido
a llegar al suelo si había levantau y lo 'bía volcau a la guitarra
y si 'bía escapau el zorro, dice, y se venía con la cabeza dandolá
güelta.
-¡Juana,
poné colchones! ¡Poné colchones, Juana! -que le dice. Vengo de las
bodas del cielo. Voy de cabeza. ¡Poné colchones!
La
zorra, dice, qui había salíu, dice, con los cachorritos, nu había
teníu tiempo, dice, ya había caído. ¡Paf!...
Quince
días, dice, que lu había teníu con fricciones de grasa 'e
quirquincho pa que se mejore. El zorro, agata, que se ramiaba, dice:
Y
es que se va con un zapato roto.
¿Quieren
que les cuente otro?
Perfecto
Bazán, 49 años. Belén. Catamarca, 1968.
Cuento
552. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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