Resulta
que un día andaba hambriau el zorro, y lo encuentra en un campito al
conejo. Comiendo pastito lo sorprende el zorro. Lo salta, y erra el
bote el zorro, y sale disparando el conejito y se va a la cueva. Y de
allí lo habla el conejo. El conejo se llamaba Diego y el zorro se
llamaba Antonio.
-Mirá,
Antonio, vení -dice el conejo. Vos has intentau comeme, pero ya
verás -dice. Vamos a hacer guerra -dice. Tan hombre sos vos como yo.
Si vos me ganás la guerra te tengo que respetar a vos, y si yo te
gano, me tenés que respetar a mí. Y así.
-Tal
día va a ser la guerra, en este mismo lugar -dice el conejo. Yo te
voy a peliar de adentro de mi casa. Entonce -dice- vos te encargás
de buscate los ejércitos, y yo los míos.
Y
así el zorro se busca caballos, bueyes, toros, burros, toda clase de
animales grandes. Y Diego va y se busca toda clase de bichos de
flecha, como ser avispas, guanqueros, sanjorge, madre bala, madre
lachiguana, y así. Entonce llega el día en que tenían que
combatir. Y ya Diego tenía el porongo lleno de bichos de flecha,
porque los había juntado en un porongo. Y el zorro llega con toda su
gente, con todo animal grande.
Llegó
la hora del combate. Dice que el zorro hizo avanzar a toda su gente
por sobre la casa del conejo; que le habían derrumbau la cueva. Y en
eso, dice que Diego sale y destapa el poronguito de bichos, y salen
los bichos y los agarran a los toros, bueyes, caballos, burros y los
agarran y los picaban por todas partes. Los animales desesperados que
se han mandado a mudar. Y por ahí andaba el zorro, y también dice
que lo han agarrado a él y lo han picado por todas partes. Y él
agarró para abajo de un arroyo y se zampó en el agua, y les gritaba
a los compañeros:
Eusebio
Maita, 46 años. Salta, 1952.
En
el cuento tradicional no intervienen animales domésticos como en
éste.
Cuento
510. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1 anonimo (argentina) - 033
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