Diz
que una vez había una fiesta en el cielo. La invitación era para
los animales que volaban, pero el sapo tamién quiso ir, pero no
sabía cómo hacer.
Como
el cuervo es guitarrero y siempre lleva la guitarra a las fiestas, él
se escondió en la guitarra del cuervo. Llegó muy bien, pero al
volver no le jue tan bien. Después de la fiesta que había estao muy
concurrida, el sapo, crendo que el cuervo 'taba distráido, se metió
en la guitarra. El cuervo lu había visto esconderse y lo quiso
castigar por atrevío. El cuervo empezó a volar y puso la guitarra
boca abajo. Mientras iba cayendo desde las nubes, el sapo les gritaba
a las piegras:
Pero
el pobre sapo al cáir se dio un golpe tan grande, que hasta el
presente tiene las marcas de las lastimaduras en el cuerpo.
Adán
Brizuela, 64 años. Casa de Piedra. Santa María. Catamarca, 1951.
Campesino
rústico.
Cuento
536. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1 anonimo (argentina) - 033
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