El
tatú y el zorro eran compadres. Un día 'taban junto y vieron que
venía una carreta cargada con queso.
-Vamo
a comé queso -'ijo el zorro. ¿Por qué pa no te poné compadre por
la huella y tumbá la carreta? Vo tené, compadrito, duro el lomo
mismo. Ponete, compadrito, así comemo grande.
Dice
que el tatú se puso por la huella y tumbó la carreta y comieron
queso. El zorro comía ligero y comió casi todo el queso y el tatú
quedó con hambre no má.
Dice
que el zorro, que se cré que sabe má que todo, 'ijo que güeno y se
puso por la huella. Y pasó la carreta por él y lo aplastó. Y quedó
el zorro mostrando lo diente, muerto. Entonce vino el tatú que 'taba
con rabia grande no má y le 'ice:
Concepción
Segovia, 73 años. Villa Pellegrini. Iberá. Corrientes, 1954.
Campesina
rústica. Oyó el cuento a los mariscadores de la Laguna Iberá.
Cuento
310. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1 anonimo (argentina) - 033
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