Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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domingo, 11 de mayo de 2014

El sembrador y el tigre .373

Diz que andaba un labrador arando para sembrar papas. Y había alcanzau a ver a la distancia un bulto que se movía y él no sabía qué era. Entonces que se acercó más y lo alcanzó a ver que era un tigre. Y de lejos no más el tigre le dice que lo iba a comer a él y a los güeyes. Y el hombre le dijo que no lo comiera. Que no se allegara.
Y en esto andaba por áhi cerca un zorro, y entonce se allega al hombre y le dice que no tenga miedo, que nada le pasará.
Entonce el zorro le grita al hombre haciendo la voz ronca:
-¿No me ha visto al tigre, amigo, que vengo a matarlo con veinte perros?
Entonces el tigre le dice al hombre que diga que no lo ha visto. Y el hombre le dice que no, que eso que 'ta áhi son porotos blancos y negros para sembrar. Entonce el zorro dice que si es cierto eche los porotos en un saco de cuero que tiene áhi y que lo ate bien, pa que no se vuelquen. Y el tigre le dice que lo eche a él en el saco. El hombre lo echa en el saco y lo ata bien. Entonce el zorro le dice que le pegue con el ojo 'el hacha, y el hombre áhi no más le pega en la cabeza al tigre y lo mata. Entonce se allega el zorro y le dice que tiene que pagarle muy bien. El hombre le dice al zorro que en seguida le traerá una bolsada de gallinas.
Entonce el hombre había ido y había recogido una bolsada de perros. Entonce al día siguiente volvió al lugar ande lo encontró al zorro y le dijo:
-Ya te traje lo que te prometí. Entonces el zorro le dice:
-Echemelás pa divertirme -claro que creía que eran gallinas, y 'taba muy contento el zorro.
Y entonce el hombre le largó los perros.
Entonce, cuando le largó los perros, el zorro trató de disparar lo más que pudo. Y tuvo tiempo de meterse en la primera cueva que encontró. Los perros se quedaron en la puerta de la cueva. Y áhi quedó. El zorro de susto hasta se había ensuciado. Después de largo rato, creyendo que se habían ido los perros, el zorro, empezó a decir:
-Estas patitas que me han salvado -y se las lamía. Y estos ojitos que miraban bien -y se los tocaba. Esta cola grande me estorbaba, y te has ensuciau ¡cola cochina! ¡Agarralá, perro! ¡Convela, perro! -y se hacía que tiraba la cola.
Y en esas pruebas que hacía, como si tirara la cola para ajuera de la cueva, la ha sacado sin darse cuenta y la han agarrado los perros. Lo sacaron los perros al zorro y lo hicieron bolsa.

Y entra por un zapato roto,
que usté me cuente otro.

Rosa Villagra de Sánchez, 65 años. Santa María. Catamarca, 1957.

Cuento 373. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini

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