Un
cuervo que andaba con mucho hambre robó de un zarzo que estaba al
aire libre un pedazo de queso. Se asentó en un árbol y se puso a
comerlo.
La
casualidá é que abajo del árbol estaba un zorro que también
andaba muy hambriento. Cuando el zorro le vio al cuervo empezó a
decirle mucha palabra adulona. Con mucha dulzura le decía:
-Qué
mozo má simpático é éste. Con seguridá que debe tener un lindo
tono de vó. Cómo me gustaría oirle alguna palabra.
-En
verdá tené un tipo horroroso y una vo peor todavía. Por lo tanto
te quedaste sin comida y yo le aproveché.
Nolasco
Rugía, 73 años. Posadas. Misiones, 1961.
En
la pronunciación del narrador se observa la caída de las eses
finales de palabras y el leísmo, ambos fenómenos
típicos del habla regional.
Cuento
470. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1 anonimo (argentina) - 030
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