Resulta que una tarde,
al tiznar la oración, 'bían visto dir pal lao del chiquero, un bulto en forma
'i botija, que dispertó la curiosidá de los dueños de casa. Y al dir a verlo,
se dieron con que era un canco andaba
rodando tierra. Pero resultó que el canco era un gallo tan grande, que la
primera vez que le echaron el máiz se tragó como cinco kilos, y entuavía quedó
escarbando el suelo. Y, al tercer día, áhi ya si había comíu como una bolsa.
Entón al ver que sólo servía pa comer, lo corrieron pal campo.
Otra
vez se vio el Canco rodando tierra, y después di unos días se topó con un
zorro. El zorro, al verlo le dijo:
El Canco le volvió a
contestar:
Y
siguió el viaje criandosé más y más. Después 'i rodar muchos días, llegó a Orán
donde se celebraban las fiestas. De llegada no más buscó una casa pa
hospedarse.
Se
hospedó en una casa, y jue tanto lo que comió y tan fiero era el bicho, con
todo lo que llevaba dentro que lo destinaron a un gallinero pa que los otros
gallos lo picotiaran. Cuando llegó la noche y pa desquitarse del desprecio, lo
largó al zorro. El zorro en la misma noche, se tragó cuasi todas las gallinas y
las otras quedaron en tendal. El Canco, cuando lo jueron a ver, estaba
haciéndose el inocente, como pollo enfermo. Por lo sucedío, hizo que se enojara
el dueño 'i casa y entón lo echó pa un chiquero en medio di unos chivos
atrevíos, pa que lo cornien. El Canco esquivó el atropello de la majada hasta
que llegó la noche, y entón lo largó al lión, que dio güena cuenta 'e las
cabras y los chivos.
Al
otro día, al ver la pérdida y el destrozo, el dueño 'i casa lo agarró al Canco
y lo llevó pa un río crecío que corría cerca y lo tiró en medio del río,
perdiendosé de vista el Canco. Pero al poco rato no más, las aguas iban como
mermando hasta que se secaron del todo. ¿Qué 'bía pasao? Que el Canco se 'bía
bebío un poco del río, y el otro poco 'bía hecho que se gane en el culito y se
tranque con un palito.
Entón,
cuando lo golvieron a ver, el dueño pidió ayuda a todos los que 'bían venío pa
las fiestas de Orán, pa ajusticiarlo al Canco. Y entón todos dijeron que iban
hacer un gran juego pa quemarlo vivo al Canco.
Hicieron
el juego, y cuando las llamas de la jogata estaban ya grande, casi llegaban
hasta el cielo, lo echaron en medio del juego pa que si arda. Pero resulta que
al cair en medio de las llamas, el Canco lo largó al río pa apagar todo el
juego, y jue tanta l' agua del río que tenía el Canco adentro que arrió con
gente, casa, majadas, de todo el poblado de Orán, y los que conocen dicen que entuavía
está corriendo l' agua.
Felipe Romero, 83
años. Las Peñas. La
Paz. Catamarca , 1952.
Nativo de este
disperso y aislado caserío a 170 km de la ciudad de Catamarca.
Cuento 393. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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