Era
un señor que tenía una colonia. Plantaba mucho poroto. Unos monito
venían del monte y le hacían mucho perjuicio. Y el señor ofrecía
dinero para quien le terminara los monos. Y nadie se comprometía
porque era muy difícil matar los monitos.
Por
fin un día apareció un burrito. Le dijo, al señor, que él se
comprometía a terminarle los monos, si el señor durante la vida del
burrito le tenía que pasar mantención, maíz y tratale bien.
Entonce le dijo que sí, que le iba a da de comer durante la vida y
le iba a tratar bien de má.
Y
entonces el burrito se hizo el muerto en el caminito del porotal
donde venían los monos. Y los monitos vinieron a hacer perjuicio. Y
cuando los mono encontraron al burro muerto entonce dicen que lo van
a llevá pa sacale el cuero. Y van al monte, jueron a traé
enredadera del monte, y le ataron en cada pata una soga y se ataron
por la cintura los monitos la soga para arrastrarle al burrito.
Despué que 'taban todos ataos, el burrito salió a disparar. Y
disparó con todos los monitos ataos. Y se jue a la casa «el colón»
y le llevó todos los monos ya casi muertos porque iban arrastraos. Y
el señor les mató del todo y hizo un pozo y enterró todos los
monos. Y el burrito ganó la mantención para toda su vida.
Ramona
Elialte de Insaurralde, 40 años. Paso de los Libres (zona rural).
Corrientes, 1952.
Cuento
412. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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