El burro que tenía una
aguadita para él, áhi no más. Y entonce una vez había ido el tigre a la aguada
y dispuso de echarlo al burro. Y que le dijo el burro que no l' iba entregar
nada el virtiente,
que era d' él. Y entonces estos ya se dispusieron a una guerra, a peliar, a ver
quen se quedaba con el vertiente.
Entonce
quedaron en juntar la gente que iba a peliar con ellos, plazo de tres días. Y
cada uno iba a juntar su ejército. Y el tigre que juntó los tigres, liones,
zorras, zorrinos, animales feroces de uñas y de dientes.
Y el
burro qué iba a hacer, jue de discurso no más, y así ganó. Les empezó a avisar
a las avispas y a las abejas que venían a tomar agua, que el tigre iba a venir
a quitarle el virtiente y que naide más que él iba poder tomar agua áhi. Y les
pidió que se reunieran con él para peliar. Todas dijeron que bueno. Y juntó el
burro, un gran ejército de abejas de toda clase, de avispas de toda clase, de
abejones, de matarañas, todos animalitos de flecha.
A unos pocos los embotelló y que los demás s' iban a quedar en los montes que
'taban cerca y que iban a salir a una voz. Que estaban negros los montes de
bichos de flecha, esperando el aviso del burro para atacar. Todos 'taban áhi
cerca, en unos talas, juntos para entrar en la pelea. El burro les iba avisar.
Y el tigre, que al
tercer día lo manda a don Juan, al zorro, como de bombero,
a ver como 'staba el ejército del burro y a decirle que se prepare, qu' él
tiene muchísima gente y muy mala. Y que el burro le dice:
-Yo
'toy solo, no tengo más de mí y esa botellita con unas pocas avispas. No hay
más de mí acá y esos bichitos.
Y el
burro 'taba di acuerdo que cuando él refunara
s' iban a venir todos sus ayudantes y iban a atacar.
Y el
Juan de metido, y por ver, destapó la botella y salieron las avispas y lu
agarraron. Y él salió huyendo que no se podía defender, y se ganó al agua para
librarse de las avispas.
-¡Carái!
-que dice el zorro, a mí no más no mi han de joder estos bichos, yo los voy
hacer joder a los otros.
Y se
jue ande 'taba el tigre, el zorro, y le dice que el burro 'taba solito, que
tenía una poquita gente no más.
Y
entonce avanzó el tigre con su gente. Empezaron a dentrar a una quebrada. Ya
cuando comenzaron a pasar la aguadita, el burro ya refunó, y las avispas y los
otros bichos con flecha se vinieron y los agarraron a los animales feroces por
los ojos, por el trasero y por las partes que no tenían pelo. Y los animales
con uñas y dientes no podían defenderse y se refregaban en el suelo, y no sabían
cómo librarse de los bichos con flecha.
Y
algunos se largaron al agua y otros se dispararon y no volvieron más. Y el
tigre también se disparó.
Y así
el burro le ganó la guerra con los animalitos chicos, al tigre con los animales
feroces, y quedó dueño de la aguada, ande dejaba beber a todos los animales del
campo.
Prefiterio Heredia,
54 años. Las Cañas. Los Corrales. Ayacucho. San Luis, 1951.
Modesto propietario
rural. Buen narrador.
Cuento 525. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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