Era
una tropa de carretas, y en la tropa iba un burro de maruchero.
Acamparon en un lugar y los troperos dejaron las coyundas y todos los
lazos, esa noche, en las carretas. Y esa noche vienen los zorros y se
las llevaron. Al otro día no había ni una coyunda para atar. Las
buscaban por todas partes y las coyundas no aparecían. Entonce
agarró el burro y dice:
Entonce
el burro jue y s'hizo el muerto en la puerta de la cueva del zorro. Y
Entonce salió el zorro para ajuera y lo vido. Y le dijo a la zorra:
Y
jue la zorra y trajo todas las coyundas, y lu ataron al burro. Y
después que 'taba maniau con todas las coyundas, pegó un rebuzno y
salió el burro huyendo. Y llegó ande 'taban los troperos y les
llevó las coyundas sin que les faltara ninguna.
Entonce,
de verlo tan albertido al burro, le dieron las gracias, y a más de
darle las gracias le dieron una bolsa de avena, y se la comió.
Juan
Lucero, 59 años. Ancón. Guaymallén. Mendoza, 1951.
Cuento
407.
Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1 anonimo (argentina) - 030
No hay comentarios:
Publicar un comentario