Era
un labrador que se le perdían todas las coyundas. Que ya no tenía
coyundas para arar. Todas se las llevaba el zorro. Se las sacaba el
zorro y se las llevaba. Y que le dice el burro:
Y
se va el burro, dice, y se echa áhi en la cueva del zorro, cerca de
la puerta de la cueva. Y que sale la zorra, que dice:
-Bueno,
dice, ¿sabís que podemos hacer? -dice. Lu entremo para adentro,
dice. Y traé las coyundas y lu atamos de toda parte, y que nos
ayuden los hijos.
Y
traen las coyundas, dice, y lu atan de las patas, de las manos, de la
cabeza, de la cola. Y lu atan bien, dice, al burro. Y el burro dice
que ha abierto el ojo, ¿no?, para mirar si ya 'taba atau. Y entonce
dice que dice:
-No
-dice, si 'tá muerto -dice. Atensén de la cintura -dice, todos, pa
que puedamos tener más juerza para llevarlo.
Se
atan todos los zorritos de la cintura, la zorra también, y el zorro
se ata de la cintura, y dice que empiezan a tirarlo, ¿no? Y cuando
empiezan a tirarlo, a ramiarlo, entonce el burro se levanta y se pega
una sacudida, dice, y sale por áhi volando. Y los zorros, dice, que
han ido dando zorro con zorro, se han pegau.
Y
si han pedaciau los zorros y los zorritos también. Si han muerto. Y
ha llegau el burro con las coyundas allá y li han dau el fardo di
alfa.
Felipa
Guaymás de Arroyo, 50 años. Chicoana. Salta, 1970.
Lugareña
originaria de la región. Buena narradora.
Entre
las curiosas costumbres del zorro es conocida de todos la de robar
lazos de cuero y otras cosas, y llevarlos a la cueva. A las prendas
de cuero las ablanda y las come. Roba a los viajeros que quedan a
dormir en el campo, a los labradores, y hasta lo hace de las casas
campesinas cuando puede acercarse a ellas.
Cuento
401. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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