Dice
que 'bía andau el cuervo y le 'bía robau de la tipa, un queso, a
una niña qui iba llevando unos quesos pal pueblo en la cabeza, en
una tipa. Y se 'bía asentau en un peñasco inacesible, de ésos que
los zorros no pueden llegar nunca. Y el zorro andaba con un hambre
capaz de comer piedras. Y lu había visto y se li hacía agua la
boca, dice. Y el cuervo, dice, lo agarraba al queso y lo picoteaba y
lo comía. Si 'bía pegau tres tincazos el zorro por la cabeza:
-Señor
Cuervo -que dice, ¡qué maravilla para mis ojos ver su lustroso y
negro plumaje, digno di un rey, más que un rey, di un torero, di un
hombre grande. Y mi han ponderado su canto. Dice que queda chica la
calandria y el zorzal y la reina mora y todos nuestros pájaros al
escucharlo cantar a usté. ¿Por qué nu hace el favor, dice, di
hacerme escuchar? Después de eso ya no me importaría morir o irme a
otros lugares lejanos.
Creido
el cuervo ya se iba encharcando, sobandosé las plumas, y ha pegau un
grito, dice que era horrible, un grasnido: ¡Grassssss!... -dice. Se
li había escapau el queso, y áhi se lu había barajau el zorro y se
lu había comíu.
Perfecto
Bazán, 49 años. Belén. Catamarca, 1968.
Cuento
468. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1 anonimo (argentina) - 030
No hay comentarios:
Publicar un comentario