Había
un labrador. Tenía que trabajar, sembrar trigo y maíz. En la tarde,
cuando había vuelto de arar, había sacado las coyundas, que se
llaman las que atan el yugo, las que ponen para enyugar los bueyes
para arar. Entós sacó todo esto, en la tarde, para el otro día al
madrugar, para que esté listo ahí para ungir no más los bueyes.
Y
dice que al otro día cuando se levantó tan temprano a buscar los
arneses no halló ninguno. Se li han perdíu todos. ¡Nu haya qui
hacer este hombre! Y andaba afligido. Y perdió el día, sin
trabajar.
-Ve
lo que me pasa. Se mi han perdido todos los arneses, las coyundas,
loos lazos que tengo para arar y ahora 'toy de paro, no hallo qué
hacer, no sé qué se mi han hecho.
-Sí,
hay una familia de zorros. Se llama don Juan García y doña Juana
Nieva, se llaman los zorros. Tienen familia, tienen hijos.
-¡Ah!
¡Y esos no más son los que li han llevau las coyundas -que le dice,
las cosas! Yo voy a ver si le recupero.
Bueno.
Que dice:
Sacan
las coyundas, sacan los lazos, todo. Le ponen de las patas, de la
cola, del cogote, de todos lados del burro y lo dejan listo. Y él
para tirar con más fuerza, todos iban a tirar, para tirar con más
fuerza, se ató a la cintura uno de los lazos. Y empezaron a tirar y
tirar. Y ya cuando ya el burro ha visto que ya tenía todas las cosas en él, se ha levantau y ha saliu disparando. A disparar y
disparar, y claro, el zorro no se podía desatar. Y seguía
corriendo. Y los otros ya largaron todos. Y la señora, doña Juana
Nieva, es que le decía:
Y
seguía el burro hasta que si había muerto el zorro, claro. Y le
llevó todas las coyundas al labrador.
María
Adela Oviedo de Nieva, 68 años. Santa Rosa. Tinogasta. Catamarca,
1970.
Cuento
406. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1 anonimo (argentina) - 030
No hay comentarios:
Publicar un comentario