Dice
que el zorro que era compadre del quirquincho, tenía un terreno,
pero como era flojo no lo quería sembrar. Que le dice al
quirquincho:
-Mire,
compadre, si si anima de sembralo al terreno yo lo voy a dar a media.
Pero yo le voy hacer un trato. De lo que usté siembre, lo que se
coseche va a ser, de la tierra para arriba, para mí, y de la tierra
para abajo, para usté.
Había
sembrado papas. Ha estado la papa para cosecharla. Ha entregado todas
las hojas al zorro y las papas se las hizo quedar para él.
-¡Ah!
-dijo el zorro, otra vez no me va a embromar, compadre. Vea,
compadre, si usté quiere sembrar el terreno vuelvaló a sembrar.
Pero ahora vamos a cambiar. Lo que esté de la tierra para arriba, va
ser para usté, y de la tierra para abajo, para mí.
Había
sembrado trigo. Había dado cosecha el trigo y le da las raíces al
zorro y si hace quedar las espigas para él.
-¡Ah!
-dice, éste, otra vez ya no me va a embromar. Vea, compadre,
vuélvalo a sembrar el terreno, pero ahora vamos hacer otro trato. Lo
que esté de la tierra para abajo, para mí, y las puntas de las
plantas para mí también, y lo del medio para usté.
Había
sembrau maíz. Agarrau, li ha dado las raíces y las flores al zorro,
y si ha hecho quedar las mazorcas para él.
Arcenia
Dorado de Cecchetti,
45 años. Chaquiago. Andalgalá. Catamarca, 1968.
La
narradora es maestra. Dice que oyó de niña este cuento a un
viejecito llamado Emeneterio Nieto, gran narrador, en noches de
invierno, a la orilla del fuego, como era costumbre en la comarca.
Cuento
320. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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