Li Wei
soñaba que una mosca horripilante rondaba por su habitación, interrumpiendo
inoportunamente una de sus profundas meditaciones. Molesto, comenzó a
perseguirla tratando de acallar con un golpe su desagradable zumbido. Portaba
en la mano, con tal objetivo, la primera edición de Con la copa de vino en
la mano interrogo a la luna, poema épico de su entrañable amigo Li Taibo.
Corrió y corrió incansablemente entre el reducido espacio de esas cuatro
paredes, sacudiendo sus brazos cual si fuera él mismo una mosca. Dicha empresa
le sirvió de poco. La mosca, posada en el marco del retrato de su amada, lo
miraba con aburrida indiferencia.
Exhausto
por la persecución, Li Wei se despertó agitado. Sobre la mesa de luz estaba
posado, distraído, el fastidioso insecto. De un viril manotazo, el filósofo
acabó con la corta vida de la triste mosca.
Li Wei
jamás sabrá si mató a una mosca o a uno de sus sueños.
005. anonimo (china)
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