¿Dónde
está el décimo hombre?
Eran diez
amigos. Todos ellos eran muy ignorantes. Decidieron ponerse de acuerdo para
hacer una excursión.
Querían
divertirse un poco y pasar un buen día en el campo. Prepararon algunos
alimentos, se reunieron a la salida del pueblo al amanecer y emprendieron la
excursión. Iban caminando alegremente por los campos charlando sin cesar entre
grandes carcajadas. Llegaron frente a un río y, para cruzarlo, cogieron una
barcaza que había atada a un árbol. Se sentían muy contentos, bromeando y
chapoteando en las aguas. Llegaron a la orilla opuesta y descendieron de la
barcaza.
¡Estaba
siendo un día estupendo! Ya en tierra, se contaron y descubrieron que solamente
eran nueve. Pero, ¿dónde estaba el décimo de ellos? Empezaron a buscar al
décimo hombre. No lo encontraban. Comenzaron a preocuparse y a lamentar su
pérdida. ¿Se habrá ahogado? ¿Qué habrá sido de él? Trataron de serenarse y
volvieron a contarse. Sólo contaban nueve. La situación era angustiosa. Uno de ellos
se había extraviado definitivamente.
Comenzaron a
gimotear y a quejarse.
Entonces pasó
por allí un vagabundo.
Vio a los
hombres que otra vez se estaban contando. El vagabundo descubrió enseguida lo
que estaba pasando.
Resulta que
cada hombre olvidaba contarse a sí mismo. Entonces les fue propinando una
bofetada a cada uno de ellos y les instó a que se contaran de nuevo. Fue en ese
instante cuando contaron diez y se sintieron muy satisfechos y alegres.
*El Maestro
dice: El décimo hombre no era una nueva
adquisición.
Siempre estuvo allí, como el Ser que
reside dentro del ser humano. Nunca ha estado ausente. En cuanto se disipe la
ofuscación de la mente será percibido.
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