171. Cuento popular castellano
En Cerezo, Segovia, había gentes de
estas clases. Había una señora dañina que a todo el que quería le hacía mucho
daño. Iba a una casa y por la noche todo lo revolvía; les echaba el trigo de
las paneras abajo. Otra noche les quitaba los cacharros de los andeles -todas
las noches con los mismos trastornos. Y ellos nunca la podían perseguir.
Cuando estaban dormidos, tocaba
panderetas y bailaba por los desvanes. Entraba en forma de gato; pero nunca la
podían perseguir, porque se les escapaba invisible.
Luego, otras noches, de que vía que la
perseguían, se bajaba a los ganados y les hacía mucho daño.
Y luego, ellos la estando observando
un día, le tiraron un cuchillo. Tan buen acierto tuvieron que la cortaron un
dedo. Y al otro día vieron que era la tía Mochona (que la llamaban así), que
llevaba un dedo vendado.
Otra bruja se metía por un bujero de
las ventanas. Y la vian entrar. Y empezaba a pellizcar, y luego salían otro día
todos llenos de pellizcos. Por fin, para librarsen de ella, la amenazaron la
vida y se terminó.
Cuando se muere una bruja, si no tiene
a quien dejar la herencia, la deja a la escoba, y luego las vecinas encuentran
la escoba baila que te baila.
Sepúlveda,
Segovia.
Narrador
XII, 25 de marzo, 1936.
Fuente:
Aurelio M. Espinosa, hijo
058. Anónimo (castilla y leon)
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