Diz que una vez el zorro ha andado
muy escaso de comida y pensó que iba a inventar ponerse de maestro para que le
manden los hijos los vecinos y así se los comía.
Diz que ya ha hecho saber que ponía
una escuela y ha ido a pedir uno por uno de los que tenían hijos en edá para
educarlos. Así ha llevado pichones de palomas, de perdices, de chuñas, de
patos, de águila. Siempre decía que iban muy bien en el estudio y que pronto
los iba a trair a los padres pa que vieran qué alhajitas 'taban los hijos.
Pero, claro, no los vían más los padres.
Diz que los padres preguntaban y
siempre decía lo mismo. Entonce l'águila ha dicho que ella iba a ver qué
pasaba. Y así si ha ido a la casa del zorro cuando el pícaro andaba en el
campo, y ha visto los güesos y las plumas de los hijitos muertos. Entonces ha
dicho que se va a vengar.
Diz que lo buscó al zorro y lo
invitó a una boda en el cielo, ande podía comer y trair comida. Li ha dicho que
lo va a llevá apacho. Y lu ha subido muy arriba al zorro y lu ha dejau cair. Y
ha caido sobre una piedra y ha quedado muerto y deshecho. Y áhi ha bajau
l'águila y que li ha dicho:
Guillermo Alzogaray, 52 años. Finca
del Rey. Anta. Salta, 1952.
El narrador es un gaucho de la
región ganadera de Salta, rústico pero inteligente y buen narrador.
Cuento 85. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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