El zorro lo encuentra al tío
carniando, carniando una vaca, porque el tío lo mismo carniaba una vaca que un
yeguarizo. El único animal que no puede el tigre es al toro y al burro. Sobre
todo al burro que da vuelta sobre las manos y se defiende, patiando. Entonce el
sobrino le pide un pedazo de carne y el tío no le quiere dar. Y bueno, no le
da, no le da. Y bueno, tanto insiste hasta que en un momento le da la vejiga.
Entonce el zorro la infla bien y la deja orear un poco. Y después que la dejó
orear la agarra y le abre un poco la boca y se pone a cazar moscas. Y cuando la
tiene más o menos con una cantidá de moscas adentro, se le ata despacito en la
cola cuando el tigre ya se llena bien y ya 'ta sestiando un rato, el zorro se
la ata en la cola. Y por áhi le dice:
Entonce lo que el tigre se mueve
las moscas hacen barullo en la vejiga y el tigre se asusta y dispara. Entonce
aprovecha el sobrino a llevarse un poco de carne.
Y el tigre cuando se da cuenta
después de tanto disparar y pierde la vejiga, se viene a la carniada. Y lo
encuentra al sobrino. Y el sobrino dispara.
El tigre lo corre al zorro. El
zorro se mete en una cueva, pero la cueva era chica y le queda la cola afuera.
Y cuando llega el tío lo agarra de la cola. Entonce le dice el sobrino:
Como la cola del zorro es una cosa
gruesa como una mata 'e pasto, entonce el tío lo larga. Y entonce al largarlo,
el zorro se entra y se salva.
Edmundo Raúl Baldengo, 56 años.
Estancia La Virgen
del Desierto. Lucas Norte. Villaguay. Entre Ríos, 1970.
Estanciero y diestro en las más
típicas tareas del hombre de nuestros campos, como la doma y el manejo del
lazo.
Cuento 182. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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