A través del chaco
Anónimo
(argentina)
Cuento
Después de la muerte del
General Lavalle, los soldados correntinos que aún le acompañaban decidieron
regresara su terruño, cruzando el Chaco, despoblado y peligroso. Vencidos y
pobres, contando sólo con sus flacos caballos, se pusieron en marcha a través
de los bosques imponentes, llevando unos indios tobas como baquianos y a don
Eugenio Ramírez, como oficial de vanguardia.
A medida que el grupo se
internaba en el corazón de la selva, los víveres se hacían más escasos; y
algunos soldados se vieron en el trance de matar sus caballos, para aplacar el
hambre, lo cual significaba quedarse a pie.
Habían realizado apenas la
mitad de su camino, y casi todos los soldados iban ya sin cabalgadura. Acosados
por las fieras y más aún por el hambre, devoraban el cuero de los caballos
sacrificados, y sólo la desesperación les acompañaban en la selva enorme. En
pleno bosque encontraron un grupo de indios tobas, yles preguntaron cuándo
llegarían a la costa del río, frente a Corrientes. Los indios contestaron
“mañana, mañana, mañana, mañana”, lo cual significaba que alcanzarían la
ansiada orilla cuatro días después.
Reanimados con esta noticia
siguieron la marcha y llegaron el día señalado, al paraje denominado San
Fernando.
Con los harapos que aún los
cubrían, hicieron unas banderas que colocaron en las copas más altas de los
árboles de aquel solitario lugar. Un barco vio la señal, pero confundiéndolos
con los indios, no se acercó a los míseros soldados y regresó a Corrientes con la
novedad “de que una indiada estaba en la orilla opuesta, lista para asaltar el
pueblo”.
El Gobernador Pedro Ferré,
sospechando que se tratara, no de un malón, sino de los soldados correntinos de
Lavalle, envió una comisión con viveres, ropas y medicinas, la encontró y
auxilió a los esforzados militares unitarios.
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