Cuento popular
Esto era una palomita a
la que se le quebró y cayó la patita, que un ángel del cielo se la puso de
cera, y así se fue a sentar sobre una piedra recalentada por el sol, que le
derritió la patita.
-Piedra, ¿tan valiente
eres que derrites mi patita? Y la piedra respondió:
-Más valiente es el sol
que me calienta a mí.
Entonces la palomita se
fue adonde el sol para preguntarle:
-Sol, ¿tan valiente eres
que calientas la piedra, la piedra que derritió mi patita?
Y el sol respondió:
-Más valiente es la nube
que me tapa a mí.
Voló la palomita a
preguntarle a la nube:
-Nube, ¿tan valiente eres
que tapas el sol, el sol que calienta la piedra, la piedra que derritió mi
patita?
Y la nube dijo:
-Más valiente es el
viento que me avienta a mí.
Por lo que se fue la
palomita a preguntarle al viento:
-Viento, ¿tan valiente
eres que aventáis la nube, la nube que tapa el sol, el sol que calienta la
piedra, la piedra que derritió mi patita?
Y el viento respondió:
-Más valiente es la pared
que se resiste a mí.
A la pared la palomita le
preguntó:
-Pared, ¿tan valiente
eres que resistes al viento, al viento que avienta la nube, la nube que tapa el
sol, el sol que calienta la piedra, la piedra que derritió mi patita?
Y la pared respondió:
-Más valiente es el ratón
que me hace hoyos a mí.
Y la palomita buscó al
ratón para hacerle la correspondiente pregunta; el ratón respondió que era más
valiente el gato que se lo comía a él; el gato, que era más valiente el perro
que lo hacía huir; el perro, que era más valiente el hombre que lo sometía a su
dominio; y el hombre dijo que más valiente era Dios que dominaba a todas las
criaturas del universo.
Y cuando esto oyó la
palomita se fue a buscar a Dios para alabarlo y bendecirlo; y Dios, que ama a
todas sus criaturas, hasta a la más chiquita, acarició a la palomita, y con
sólo quererlo le puso una patita nueva con huesecito, pellejito y uñitas. Y se
acabó, pon, pon.
047. Anónimo (nicaragua)
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