Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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martes, 15 de mayo de 2012

Aliónushka e Ivánushka

Éranse dos ancianos que tenían una hija, y un hijo, llamados Aliónushka e Ivánushka. Los ancianos se murieron, y Aliónushka e Ivánushka se quedaron solos en el mundo.
Ahiónushka salió al campo a trabajar y tomó consigo a su hermanito. Cruzaron un lejano prado y luego un vasto campo, y a Ivánushka Ir entró sed.
Aliónushka, hermanita -dijo el chico-, tengo sed.
-Espera, hermanito -le aconsejó Aliónushka-, a que lleguemos al pozo.
Siguieron caminando. El sol estaba alto, el pozo quedaba lejos, el calor apretaba y los hermanos sudaban a mares. De pronto vieron oua pezuña de vaca llena de agua.
-Aliónushka, hermanita -dijo el chico- beberé de la pezuña.
No bebas, hermanito -le aconsejó Aliónushka-, que te convertirás en un ternero.
lvánushka obedeció a su hermana, y siguieron caminando.
El sol estaba alto, el pozo quedaba lejos, el calor apretaba y los hermanos sudaban a mares. De pronto vieron un casco de caballo lleno de agua.
-Aliónushka, hermanita -dijo el chico-, beberé del casco.
-No bebas, hermanito -le advirtió Aliónushka-, que te convertirás en un potrillo.
Ivánushka dejó escapar un suspiro, y siguieron adelante.
El sol estaba alto, el pozo quedaba lejos, el calor apretaba y los hermanos sudaban a mares. De pronto vieron una pezuña de cabra llena de agua.
-Aliónushka, hermanita, no puedo más, voy a beber el agua de la pezuña -dijo Ivánushka.
-No bebas, hermanito -le previno Aliónushka-, que te convertirás en un cabritillo.
Ivánushka no hizo caso a su hermana y bebió el agua que llenaba la pezuña de cabra.
En cuanto hubo saciado su sed, quedó convertido en un cabritillo.
Aliónushka llamó a su hermanito, pero en vez de Ivánushka corría tras ella un cabritillo blanco.
Aliónushka se sentó, abatida, en una gavilla de heno, llorando a lágrima viva, y el cabritillo brincaba a su alrededor.
En aquellos instantes acertó a pasar por allí un mercader.
-¿Por qué lloras, niña hermosa? -preguntó a Aliónushka.
Aliónushka le contó su desgracia.
El mercader le dijo:
-Cásate conmigo. Te vestiré con ropas bordadas de oro y plata y el cabritillo vivirá con nosotros.
Aliónushka lo pensó y se casó con el mercader.
Vivían felices, y el cabritillo no se separaba de ellos y comía del mismo plato que Aliónushka.
En cierta ocasión en que el mercader se hallaba ausente, apareció junto a la casa una bruja, se detuvo al pie de la ventana de Aliónushka y con voz melosa
la invitó a bañarse en el río.
La bruja llevó a Aliónushka a la orilla, se abalanzó sobre la joven, le ató una piedra al cuello y la arrojó al agua. Luego, ella misma adoptó la imagen de Aliónushka, se puso sus vestidos y regresó a la casa. Nadie, ni siquiera el mercader cuando regresó, advirtió el engaño.
El cabritillo era el único que lo sabía todo. Triste, ni comía ni bebía. Día y noche iba y venía por la orilla del río y llamaba:

-Aliónushka, hermanita,
Sal nadando a la orillita

Se enteró la bruja y pidió al mercader que sacrificara el cabritillo.
Al mercader le daba lástima del cabritillo, al que estaba muy acostumbrado. Pero la bruja le pedía aquello con tanta insistencia, que dijo por fin:
-Bien, sacrifícalo...
La bruja dispuso que los criados encendieran altas hogueras, calentaran agua en grandes calderas y afilaran cuchillos largos.
El cabritillo se enteró de que sus horas estaban contadas y dijo al mercader:
-Antes de mi muerte, déjame que vaya al río y beba agua fresca para enjuagar mis tripas.
-Está bien, puedes ir.
Corrió el cabritillo al río, se paró en la orilla y gritó con lastimera voz:

-¡Aliónushka, hermanita,
Sal nadando a la orillita!
Arden altas las hogueras,
Hierven las grandes calderas.
¡Afilan largos cuchillos,
Para hacerme picadillo!

Aliónushka le respondió desde el fondo del río:


¡Ay, Ivánushka, hermanito!
Me lleva al fondo la piedra,
Cubre la arena mi pecho
Mis piernas traba la hierba.

La bruja se puso en aquellos momentos a buscar al cabritillo y, como no daba con él, dijo a un criado:
-Busca al cabritillo y tráelo aquí.
El criado dirigió sus pasos hacia el río y vio que el cabritillo corría por la orilla y gritaba con voz lastimera:


-¡Aliónushka, hermanita,
Sal nadando a la orillita!
Arden altas las hogueras,
Hierven las grandes calderas.
¡Afilan largos cuchillos
Para hacerme picadillo!

Una voz contestó desde el río:


-¡Ay, Ivánushka, hermanito!
Me lleva al fondo la piedra,
La arena cubre mi pecho
Mis piernas traba la hierba.

El criado corrió a la casa y contó al mercader lo que había oído. La gente acudió en tropel a la orilla, echó al agua una red de seda y sacó a Aliónushka. Le quitaron del cuello la piedra, la bañaron en la fría agua de un manantial y la vistieron con hermosas galas. Aliónushka revivió más bonita aún que antes.
El cabritillo, loco de alegría, dio tres volteretas y se convirtió en Ivánushka.
A la bruja la ataron a la cola de un caballo salvaje y, luego, dieron rienda suelta a la bestia.

062 anonimo (rusia)


1 comentario:

  1. Hola ! Me encantaria saber donde puedo comprar esta version de los cuentos populares rusos . Esta es la traduccion que lei de pequena. Gracias!!!

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