Esto eran tío Lobo y tía la Zorra , que estaban reunidos
una vez resolviendo la forma de deshacerse de tío Conejo, pues francamente ya
no los dejaba vivir tranquilos con el montón de perrerías y malas pasadas que,
a diario, les estaba jugando, sin que ellos hubieran podido vengarse en ninguna
forma, a pesar de que eran muchos los que perseguían al malicioso Patecera.
Ese día hacían recuento
de todo lo que habían sufrido por culpa del guatín[1]
y el recuerdo de todo ello los llenaba de rabia. Una vez había pelado con agua
hirviendo a tío Lobo, a quien encerró en un cajón con huecos, cuando los perros
de tío Hombre lo perseguían; otra que a tía la Zorra , a la cual hizo asistir a una fiesta sirviéndole
de caballo y llevando tío Conejo un par de espuelas que chuzaban tremendamente.
En fin, que ya no podían soportarlo más. Porque nada los había valido poner la
queja al Rey de los Animales, pues tío León lo que hacía era reírse de los denuncios
celebrando las pilatunas[2]
del Patecera.
Así, pues, se pusieron a
estudiar un plan y convinieron en pegarse una gran merienda con tío Conejo,
seguros de que éste caería en la celada que le iban a tender. Y fue que
acordaron en que la tía Zorra se iría para su casa, se acostaría en su cama y
se haría la muerta. Tío Lobo mientras tanto saldría a dar la noticia, y tío
Conejo, al saberla, curioso como era, iría a verla y allí lo atraparían y
matarían.
En efecto, tía Zorra
llegó a su casa, se acostó y se quedó quietecita como si hubiera dejado de
existir. Tío Lobo salió tocando cacho por los lados de la cueva del tío Conejo
para que éste lo oyera. Aauutttuuuuttuu..., aaauuutytuuuuttuu -gritaba tío
Lobo-, auuut-tuuu... ¡¡¡Se avisa a los buenos vecinos que la pobre tía Zorra ha
estirado la pata y se convida al velorio!!!
Claro, tío Conejo escuchó
y salió rápidamente a curiosear. Pero al llegar a la puerta de la casa de tía la Zorra , que estaba de par en
par, vio a ésta estirada sobre su cama, y malicioso como era, se puso a
observarla entrándole cierta dudita de que en realidad no había tal velorio,
sino que se trataba de algo contra él. Entonces para convencerse, y sabiendo
lo atembada que era tía la Zorra ,
dijo en alta voz:
-Me había informado de
que la pobre tía la Zorra
había muerto, pero ahora, por fortuna, me convenzo de que se trata de una gran
mentira. Porque cuando una zorra está muerta no hace más que voliar la pata
derecha, y aquí mi amiga la tiene quieta.
Oír esto tía la Zorra y ponerse a voliar la
pata que decía tío Conejo fue ahí mismo. Entonces el Patecera, lanzando una
carcajada, salió volao gritando:
-¡Que te compre el que no
te conozca, amiga tía la
Zorra. A mí ya me salieron los dientes!
Cuento popular
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070. anonimo (colombia)
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