Cuento popular
Se dice vulgarmente que
el león es el rey de los animales, pero cuando sucedió esto que vamos a contar
no ocurría así.
Cierto es que el león fue
siempre el rey de los animales, pero sólo de los grandes animales terrestres. La
ballena era el rey de los animales marinos, y el cangrejo era el rey de todos
los minúsculos habitantes de la tierra y de los ríos, e incluso animales mucho
más grandes y poderosos que el cangrejo estaban bajo sus órdenes, como las serpientes,
las tortugas y las ranas. Pero todos temían las poderosas pinzas del cangrejo
y le obedecían sumisos.
El cangrejo, en vista del
saludable temor que inspiraba con sus pinzas, abusaba de su poder y dictaba una
serie de leyes que irritaban a sus súbditos. Una de ellas era que mientras
dormía nadie podía hacer el menor ruido para turbar su sueño.
Los súbditos, cansados,
decidieron sublevarse, y un día, mientras su poderosa majestad dormía,
empezaron las ranas a croar y a reír muy fuerte, tanto que se despertó al oír
el alboroto. Inmediatamente llamo a la libélula que era su mensajero, y mandó
que las ranas comparecieran ante su presencia para inquirir la causa de sus
risas.
Las ranas se excusaron de
haber despertado al rey y dijeron:
-Hemos reído a causa de
la tortuga, que tiene una figura ridícula con su casa a cuestas.
El cangrejo mandó a la
libélula a buscar a la tortuga, y cuando la tuvo ante su presencia le preguntó
por qué llevaba su casa a cuestas.
-Llevo mi casa a cuestas
-contestó la tortuga- porque la luciérnaga despide fuego, y tengo miedo que me
queme mi casa si yo estoy fuera.
El rey entonces mandó a
buscar a la luciérnaga, y quiso saber por qué despedía fuego.
La luciérnaga contestó:
El mosquito tiene la culpa. Se pasa todo el
día tras de mí tratando de picarme y de aturdirme con su zumbido, y yo despido
fuego para asustarlo y protegerme.
Entonces el rey, ya
enfadado, mandó llamar al mosquito y le preguntó por qué atormentaba a la
luciérnaga.
El mosquito entonces, en
vez de contestar, se puso a zumbar en torno al cangrejo, y lanzándose veloz
sobre él le picó en la frente. El cangrejo, furioso por la desvergüenza del
mosquito, le dio un golpe en la frente y mató al animalejo.
Los demás mosquitos, al
enterarse de lo que había ocurrido a su compañero, se unieron para hacer la
guerra al rey. El cangrejo, asustado ante la nube de mosquitos que se le venía
encima, hizo con sus pinzas un agujero en la tierra y se ocultó en él.
Los mosquitos,
chasqueados, quedaron zumbando en torno al agujero, esperando que saliera el
rey para atacarlo; pero el cangrejo no quiso atreverse a salir, y desde
entonces vive en agujeros que cava en la tierra.
Los mosquitos se reúnen
alrededor de cada agujero que ven, tratando de descubrir al cangrejo, sin
conseguirlo.
Y mientras tanto, los
pequeños animales de la tierra y de los ríos quedaron libres de su rey que los
atormentaba.
093. anonimo (filipinas)
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