Había
una vez un hombre muy rico que vivía en Francia con su esposa. Eran
tan ricos que poseían todo el país, mucho más de lo que podían
abarcar con la vista.
Un
día, salieron a dar un paseo y se encontraron con dos niños
andrajosos. Parecían felices, reían a carcajadas y se divertían de
lo lindo.
-¿Cómo
podéis ser tan pobres y tan felices?
-¡Pobre!
¿Quién es pobre con un día como este? El sol brilla y todo es
hermoso -respondió el muchacho.
-Además,
tenemos muchos amigos -insistió la pequeña.
Y
somos amigos el uno del otro -explicó el niño.
-Nosotros
no tenemos amigos -señaló la mujer a su marido.
-Es
porque sois demasiado importantes. Además, vuestra inmensa fortuna
asusta a la gente.
La
pareja se quedó pensativa y volvió a casa.
-Creo
que prefiero tener amigos a comer en platos de oro y seguir llevando
esta vida -dijo el hombre, finalmente.
Y
su esposa estuvo de acuerdo.
Así
que, al día siguiente, dieron todo cuanto poseían y ¿sabéis lo
que ocurrió? Pronto tuvieron muchos amigos y vivieron felices.
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anonimo cuento - 064
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