Una
señorita de nombre Sisí
Recibió
un día un precioso abanico,
Con
el que, elegante, cubría su nariz.
Un
día conoció a un galán muy rico
Que
la invitó a tomar el té
Y,
con sus mejores galas vestido,
Le
dijo: «mi bella adorada,
¿Quieres
casarte conmigo?»
Ella
sonrió, agitó el abanico
Y
entre sus brazos se dejó caer.
Pero
tan fuerte el galán la abrazó
Que
a Sisí, casi asfixiada,
Le
dio un sofocó y se desmayó.
Nunca
más abrió su abanico.
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anonimo cuento - 064
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